Hablemos de....
Sí, queridos amig@s; ha llegado el momento. Sé que será traumático y desagradable. Pero tenemos que afrontarlo juntos, unidos. Aquí y ahora. Ha llegado el momento de que hablemos de.....¡Bichos! Sin duda, la máxima preocupación de los españoles cuando nos disponemos a romper el cordón umbilical con nuestra "Pacha Mama". Al igual que en España, cuando nos lanzamos a mudarnos a otro país -tal y como está "mandado"-, a nosotros no nos preocupa ZaPer cuánto vale tomarnos un café (80 céntimos, ¿?)
A nosotros nos obsesionan: Los Bichos.
-"¡Wow, Australia!...Pero espera, ¿allí no había muchos, ya sabes...bbbb...? (ni atreven siquiera a pronunciar la palabra, y un ligero tembleque empieza a recorrer sus cuerpos). Aunque en la segunda posición del ranking de "qué preguntaría a un amigo que le confiesa que se va a vivir a Australia", le sigue muy de cerca la del millón "¿No había un sitio más cerca?" (Duh).
Sea como sea, esta "bichosa" preocupación trasciende a la categoría de deporte, que digo, Religión Nacional. Yo, incluso he llegado a hablar con Dios. Fue en una noche de verano, durante una salida noctámbula al baño, cuando me encontré con un intruso repugnante de unos 10cm tocando con sus rojizas, largas y asquerosas patas mi taza del wáter:
-"Hola Dios. No quiero ofenderte, sé que estás en todas partes. Por si acaso no lo has visto porque te pillo durmiendo: ¡¡¡HAY UNA CUCARACHA EN MI BAÑO!!! (Al final del pasillo a la derecha, o N 34º43"22' W 22º33"74', por si allá arriba os movéis por GPS). ¡Haz algo, Dios! Si estás ahí mándame una señal. O sms"-.
Cuando volví a mirar a la cucaracha, la muy.... seguía allí, sentada en la taza, leyendo el periódico.
Y no solo eso. Me había equivocado de coordenadas y había mandado a Dios en mitad del Atlántico. Ahora que las fuerzas divinas se encontraban perdidas en medio de la nada, solo me quedaban dos opciones: rezar para que Dios supiera nadar, e idear un plan B.
-"Vé a por el Cucal"-. Pero cuando volví al campo de batalla, armada y dispuesta a la guerra, el enemigo parecía mostrar bandera blanca. Milagrosamente, se encontraba del revés, ya apenas luchaba por su vida. Ese acto de Justicia Divina me hizo recuperar la Fé perdida y le prometí a Dios en persona, que algún Lunes empezaría en serio el gimnasio.
Pero eso fue mucho tiempo atrás. Australia me ha hecho una mujer madura. Muy madura y auténticamente devota. Ahora hablo mucho con Él, a diario. Entre los saltamontes de 40 cm, los escarabajos rinocerontes, los vampiros gigantes que sobrevuelan la ciudad cada noche, las serpientes, las hormigas mordedoras, las arañas de palmo, los tiburones, las medusas asesinas, los cocodrilos y los "possum" (un extraño animal con cuerpo, tamaño y cola de gato y cabeza de ardilla que vive en mi piscina) lleva una agenda bastante apretada conmigo.
En conclusión, en Australia hay bichos. Efectivamente. Pero es algo a lo que te vas acostumbrando. Y es que estas tierras son tan divinas, tan auténticas, tan frescas, tan llenas de vida, que cualquier esfuerzo por respirar su aire merece la pena; hasta las personas más maniáticas y escrupulosas, somos capaces de dejar atrás nuestros miedos. Así, que os animo a venir algún día, para ver con vuestros ojos la magia que envuelve este mundo de aquí a bajo. Y por Los Bichos, no os preocupéis que os paso el Facebook del Supremo, y listos.
A nosotros nos obsesionan: Los Bichos.
-"¡Wow, Australia!...Pero espera, ¿allí no había muchos, ya sabes...bbbb...? (ni atreven siquiera a pronunciar la palabra, y un ligero tembleque empieza a recorrer sus cuerpos). Aunque en la segunda posición del ranking de "qué preguntaría a un amigo que le confiesa que se va a vivir a Australia", le sigue muy de cerca la del millón "¿No había un sitio más cerca?" (Duh).
Sea como sea, esta "bichosa" preocupación trasciende a la categoría de deporte, que digo, Religión Nacional. Yo, incluso he llegado a hablar con Dios. Fue en una noche de verano, durante una salida noctámbula al baño, cuando me encontré con un intruso repugnante de unos 10cm tocando con sus rojizas, largas y asquerosas patas mi taza del wáter:
-"Hola Dios. No quiero ofenderte, sé que estás en todas partes. Por si acaso no lo has visto porque te pillo durmiendo: ¡¡¡HAY UNA CUCARACHA EN MI BAÑO!!! (Al final del pasillo a la derecha, o N 34º43"22' W 22º33"74', por si allá arriba os movéis por GPS). ¡Haz algo, Dios! Si estás ahí mándame una señal. O sms"-.
Cuando volví a mirar a la cucaracha, la muy.... seguía allí, sentada en la taza, leyendo el periódico.
Y no solo eso. Me había equivocado de coordenadas y había mandado a Dios en mitad del Atlántico. Ahora que las fuerzas divinas se encontraban perdidas en medio de la nada, solo me quedaban dos opciones: rezar para que Dios supiera nadar, e idear un plan B.
-"Vé a por el Cucal"-. Pero cuando volví al campo de batalla, armada y dispuesta a la guerra, el enemigo parecía mostrar bandera blanca. Milagrosamente, se encontraba del revés, ya apenas luchaba por su vida. Ese acto de Justicia Divina me hizo recuperar la Fé perdida y le prometí a Dios en persona, que algún Lunes empezaría en serio el gimnasio.
Pero eso fue mucho tiempo atrás. Australia me ha hecho una mujer madura. Muy madura y auténticamente devota. Ahora hablo mucho con Él, a diario. Entre los saltamontes de 40 cm, los escarabajos rinocerontes, los vampiros gigantes que sobrevuelan la ciudad cada noche, las serpientes, las hormigas mordedoras, las arañas de palmo, los tiburones, las medusas asesinas, los cocodrilos y los "possum" (un extraño animal con cuerpo, tamaño y cola de gato y cabeza de ardilla que vive en mi piscina) lleva una agenda bastante apretada conmigo.
En conclusión, en Australia hay bichos. Efectivamente. Pero es algo a lo que te vas acostumbrando. Y es que estas tierras son tan divinas, tan auténticas, tan frescas, tan llenas de vida, que cualquier esfuerzo por respirar su aire merece la pena; hasta las personas más maniáticas y escrupulosas, somos capaces de dejar atrás nuestros miedos. Así, que os animo a venir algún día, para ver con vuestros ojos la magia que envuelve este mundo de aquí a bajo. Y por Los Bichos, no os preocupéis que os paso el Facebook del Supremo, y listos.
¡Vittis, eres mi crack!
ResponderEliminarEspero que sigas escribiendo nuestras historias durante mucho tiempo, ya que parecen todavía más divertidas que en la realidad 8-) Tal vez un día sacarás un libro, serás famosa y yo, tu fiel compañero me podré quedar todo el día en la playa haciendo el surf (a ver si un día realmente empiezo a hacerlo).
¡Un besito para mi nena!
jajajaja ten cuidado tu también con los bichos del agua que no te pase como al pobre Steve Irwin (ójala que no!!!!)
ResponderEliminarPor cierto, no se si lo habéis pensado, pero si las cucarachas sobreviven a los ataques nucleares, que coño lleva el Cucal?
Javi, Sabías que tengo su voz instalada en el GPS? Es la caña, te lo juro:
ResponderEliminar-Turn right and Caution! This is the most dangerous curve you've even seen...
Y lo del Cucal, creo que es el verdadero símbolo perdido de Dan Brown.
Cubiti, eres mi no-surfero sin tabla preferido!!! Espero que nuestra vida juntos sea siempre como estar en una paradisíaca playa desierta, solos los dos con un mojito en la mano, cantando "tú me das cremita, yo te doy cremita..."